miércoles, 30 de septiembre de 2009

La princesa Teguise


La Villa de Teguise fue la capital de Lanzarote desde mediados del s.XV hasta 1852, año en el que sería sustituida por Arrecife. Quizás por ello Teguise es uno de los rincones más frecuentados por quienes visitan la isla, debido a su riqueza artística y monumental; no en vano, ha sido declarada "Conjunto Arquitéctonico Histórico-Artístico", lo que la convierte en una de las villas más antiguas de Canarias que han escrito las páginas más nobles y célebres de la historia de Lanzarote; unas páginas a las que a continuación nos adentraremos para recordar la historia de la princesa Teguise, quién dió nombre a este bello municipio.

Según cuenta la leyenda, Guadarfía, el que fuera soberano de la isla, vivía con su mujer Guanarama en el castillo de Zonzamas. Frutos de sus amores nacen dos niños: Teguise y Guillén. La primera destaca por su singular hermosura, sus padres la contemplan con un cariño entrañable, deseando que cuando llegue su juventud sea colmada de las atenciones a que su estirpe es acreedora. Pasados unos años, la niña pasa a ser una guapa adolescente cuya mirada cautiva a todo aquel que la contemple. Más de un galán se prenda de la esbeltez de Teguise y, cuando contemplan las montañas de Famara o los islotes que ciñe de espumas el mar, sienten arder en sus venas el fuego del ímpetu juvenil.




Finalmente es Tinguayo quien consigue enamorar a la princesa y ser correspondido por ésta, no tardando mucho tiempo en pasar ambos por el altar en una boda tradicional a la que ni Guadarfía ni Guanarama oponen reparos. Pronto aparece en medio de esta relación Maciot Béthencourt, quien perdidamente enamorado de Teguise quiere hacerla suya. Para ello no descansa en fraguar conjuras y prometer privilegios que nunca cumplirá a quienes le ayuden en su tarea. Tras astutas diligencias, Teguise es engañada miserablemente, teniendo que soportar sin protestas los oprobios del normando Gobernador. Tinguayo por su parte huye lejos temiendo ser aprehendido, y para su desgracia, muere sin la satisfacción de vengar la afrenta que otro hombre le había inferido.
Frutos de la ílicita relación entre el Gobernador y la Princesa, dos niñas de gran belleza vienen al mundo, despertando el lado más paternal de Maciot, aunque sigue tratando mal a sus vasallos, quienes le odian por su trato despótico y por vivir en concubinato con Teguise. Preocupado y atormentado por ello ante la indiferncia de los gobernados, Maciot decide legalizar su situación celebrando su boda en San Marcial de Rubicón, momento que aprovecha también para bautizar a sus hijas. Además, con el fin de perpetuar su honor, ordena que la aldea de Acatife pase a llamarse Real Villa de Teguise, haciéndola capital de Lanzarote. El amor por Teguise, su mujer y madre de sus hijas, ata ya a Maciot a su nueva residencia, convirtiéndose en árbitro de los destinos insulares, en la Real Villa de Teguise, después de perpetuar los vínculos de la sangre en la isla de los volcanes.
Teguise es joven aún, la maternidad ha dejado en su rostro una ternura fascinadora, y cuenta con un mayor aprecio entre los majoreros que su hermano, pues creen que la princesa inmortalizará mejor el linaje aborígen sobre la isla. Transcurridos unos años, Hernán Peraza llega a las islas como señor de ellas, y le reprocha a Maciot el comportamiento que ha tenido con sus súbditos. Surgen entonces diferencias entre ambos y el marido de Teguise es deterrado junto a su mujer y sus hijas a El Hierro. Después de varios días alli, una carabela portuguesa por orden del gobierno luso llega al puerto de la isla para recogerles y llevarles rumbo a Madeira, donde Maciot y Teguise construirán su nuevo hogar y vivirán el resto de sus vidas. Allí, Maciot muere con el remordimiento de su mala actitud con los majoreros, pero también con el cariño de su familia. La tristeza de Teguise ante esta pérdida solo la ve compensada con el regocijo de tener a su lado a sus hijas. Aunque nunca más volvió a su isla canaria, el cielo de otra isla atlántica como es Madeira, veló también la fúnebre partida de la princesa Teguise, una mujer que, por su amor, se redimió de paganos ritos y que será recordada por muchos como la "novia de Lanzarote" y la gran protegonista de la Villa de Teguise, un lugar con más de quinientos años de historia.
En la actualidad, Teguise es el municipio más extenso de Lanzarote, ofreciendo algunos de los destinos turísticos más atractivos de la isla como Famara, La Graciosa o Costa Teguise, una localidad costera que ha conseguido convertirse en una de las principales y mejor planificadas zonas turísticas de Canarias.

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